lunes, 26 de octubre de 2015

¿Quiénes somos?

Hace algunos años noté la presencia del resto de personas. Hasta ese día, nunca me había puesto a pensar en el resto de gente que, como yo, también vivía en este momento aquí y en otros lugares. Iba en una de las últimas filas de un micro escuchando música, observando nuestra Lima querida, cuando de pronto, me pregunté: ¿quién es ella?


East Side Gallery - Berlín, Alemania.

Así como yo vivía mi vida en mi mundo formado por mi entorno más cercano, a cada uno de los miles de millones de seres humanos que viven en este planeta les pasa lo mismo (sonder, una palabra en alemán que significa “especial”, es el término que se usa para describir el momento exacto en el cual te das cuenta de esto). Para mí, había muchas personas que eran “el resto”, como esa chica por la que me pregunté aquel día en el micro, esos que sabía que existían, que de una u otra forma me importaban, pero aun así, no terminaba de entender que eran tan humanos como yo. Pero, lo mejor del “resto” es que para ellos, yo también soy su “resto”, formo parte de la gente de “relleno” de sus vidas (una chica más en el micro que alguien tomó para volver a su hogar).

Entonces, a raíz de todo esto, me pregunto ¿qué somos?, ¿sólo uno más? Está claro que todos somos “vidas”. Es increíble lo qué hay detrás de cada hombre que ves caminando por las calles de una ciudad. Pues, detrás de él, hay una historia llena de amores, pasiones, errores, decepciones, alegrías, tristezas, risas y llantos. Mientras que para nosotros es uno más del montón, para otro es un hijo, un hermano, un ejemplo a seguir, un amante, un esposo. O bien puede ser alguien que solo existe para sí, un hombre solitario, abandonado. ¿Cómo se llama? ¿Qué cicatrices tiene por dentro? Tal vez una lamentable pérdida, las huellas ingratas de sacrificarse por su familia, o una pizca de culpa. ¿Será feliz? ¿Cuál es su más grande miedo? ¿Cuál habrá sido su mayor triunfo? ¿Cuál es su historia?

Resulta increíble cómo nuestra capacidad de no darnos cuenta de este tipo de cosas nos va ganando la vida, tal vez seamos seres naturalmente egoístas. A veces le damos tan poca importancia al resto de vidas que no son cercanas a las nuestras, que no nos damos cuenta de que son esenciales para el mundo y por ende, para nosotros. Al fin y al cabo, aunque no lo parezca, todos estamos relacionados de una u otra manera. Con el nacimiento o pérdida de cada vida, cambian las demás a su alrededor y con ellas, más y más. Sin darnos cuenta, por más insignificantes que parezcamos (uno entre miles de millones), el “mundo” de todos cambia con nosotros y nosotros lo cambiamos a él. Hay tantos mundos como personas en la Tierra porque cada vida, cada historia, se desarrolla en su propio mundo.

¡Dejemos de hacernos los locos, no somos los únicos en este planeta!

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