miércoles, 6 de abril de 2016

¿Subir el salario mínimo? Aguanta cuñao ...


Escribe: Teodoro Crisólogo


Suben los precios y sube la productividad, por tanto, deben subir los sueldos. Parece sensato, pero ¿qué factores pueden ocasionar, que por más justificada que suene la idea de subir el salario mínimo, en el fondo estemos frente a un ejemplo típico de medida populista que beneficia a muy pocos, y perjudica a la gran mayoría?




Recientemente al Sr. Humala se le ocurrió que la mejor forma de enfrentar los shocks externos es con un incremento del salario mínimo, pues “[…] ante situaciones adversas en el mundo, tenemos que apostar en la gente”. Ante estas declaraciones, cabe preguntarse ¿es cierto que subir el salario mínimo significa apostar en las personas?

El salario mínimo nace para evitar que un empresario pueda imponer salarios misios a personas que cuentan con poca experiencia en el mercado laboral, estableciendo pisos salariales para poder proteger de abusos a los que empiezan a trabajar.

¿Cómo se diseña la política de salario mínimo en el Perú? El Consejo Nacional de Trabajo (CNT) establece que las variaciones del salario mínimo estarán en función del cambio en los precios (inflación) y los cambios en la productividad laboral. Tiene sentido, ¿verdad? Es decir, si antes comprabas 3 chelas con S/. 9 y ahora están 3 x S/. 12, lo lógico sería que con una varita mágica suban tus ingresos para poder seguir cheleando igual. Y también es “justo” que si soy más productivo, es decir, que pueda realizar más y mejores labores en menos tiempo, reciba una remuneración mayor.

Pero, ¿qué factores pueden ocasionar que por más justificada que suene la idea de subir el salario mínimo, en el fondo estemos frente a un ejemplo típico de medida populista que beneficia a muy pocos y perjudica a la gran mayoría?

Por un lado, tenemos factores coyunturales. Así como la subida de precios ha afectado a nuestros bolsillos, también estamos en un entorno donde no se generan suficientes empleos para las personas con el sueño de su primera chamba, como consecuencia de la pálida inversión desde hace 2 años y de la caída en la demanda externa (sobre todo de productos textiles). Las empresas venden menos, disminuyen sus niveles de producción y contratan menos gente, pues los ingresos no alcanzan para pagar el caprichito de Ollanta. En este escenario, incrementos en el salario mínimo pueden golpear aún más a empresas formales poco productivas que sudan la gota gorda para contratar trabajadores según el marco de la ley. En el desafortunado caso de un despido, si el trabajador es lo suficientemente capacitado no le será difícil encontrar otro trabajo con la nueva remuneración mínima vital (RMV) más sus beneficios. Pero aquellos trabajadores que han sido víctimas de una baja formación y entrenamiento, al escoger entre continuar sin trabajo y trabajar fuera de esquemas legales (informalidad), es muy probable que se decidan por la segunda opción.

Clarito, con ese salario mínimo muchos no pasan la valla.

Por otra parte, existen problemas de raíz en el mercado laboral peruano que impiden que la política de salario mínimo sea efectiva y cumpla con el objetivo de fijar un tope salarial para las personas menos calificadas. El salario de un peruano promedio esconde la enorme heterogeneidad existente en los niveles de remuneraciones en el país. Es así que en muchas de las regiones la RMV no funciona precisamente como un piso, sino que incluso puede llegar a estar por encima de los ingresos promedio.

¿Qué consecuencias puede traer que la RMV no funcione como un piso salarial, sino como un techo? Bueno, que la política de salario mínimo sea un saludo a la bandera ya que en regiones donde el nivel de la RMV se encuentre fuera de contexto simplemente nadie querrá pagarlo. Así, la tasa de incumplimiento de la RMV es altísima en ciudades donde el salario mínimo representa un porcentaje bastante alto del ingreso promedio, tal como se observa en el gráfico. Esta situación crea el espacio propicio para que las personas trabajen bajo la sombra de la informalidad, donde los beneficios y salarios mínimos son la excepción más que la norma.

1/ porcentaje de trabajadores a tiempo completo que reciben salarios por debajo de la RMV
Elaboración: este pechito
Fuente: las ENAHO del INEI. 

Subir el salario mínimo no significa apostar por la gente, pues nadie lo paga y beneficia sólo al 1% de una fuerza laboral de 16 millones de personas. Recientes investigaciones en el Perú indican que el efecto de las subidas de la RMV en la última década ha sido negativo, ya que destruyó empleos formales, mantuvo a los trabajadores informales capturados en dicho sector, y su efecto en el nivel de ingresos fue muy limitado[1]. Parece que las políticas laborales se diseñan olvidando las enormes diferencias entre los niveles de ingresos de los peruanos. ¿Salarios mínimos diferenciados dicen? Por más justificados que se encuentren en muchas ocasiones estos incrementos, es necesario replantear la idea de salario mínimo de forma que incorpore la diversidad en los niveles de productividad a nivel de regiones o a nivel de empresas. Ejemplos de este tipo de regulaciones existen en el mundo, pero el Perú carece de capacidad institucional para verificar que las reglas de juego en el mercado laboral se cumplan. Entonces, ¿qué hacemos? Se necesitan más debates y propuestas, pero la idea es contar con una política de salario mínimo que sea inclusiva y no que sirva de instrumento político para que presidentes poco populares puedan gozar de un par de aplausos más.


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[1] Esto lo demuestran Nikita Céspedes y Alan Sánchez en su trabajo del 2013: “Minimum wage and job mobility”, y también Miguel Jaramillo en el 2012 con su trabajo: “Ajustes del mercado laboral peruano ante cambios en el salario mínimo: La experiencia de la década de 2000”.



1 comentario:

  1. Excelente artículo! El fin de un político,recibir aplausos por parte de una población que ni siquiera entiende a profundidad si esta medida será de efecto positivo o peyorativo para la nación, a las empresas y micro empresas que la conforman, ver más alla de lima metropolitana y estar pendiente del efecto de este "capricho" en regiones diversas como se demuestra en el gráfico. Queda en manos de la población investigar, no quedarse de brazos cruzados y solamente aplaudir.
    Felicitaciones!

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